El sodio es un elemento que consumido en
exceso puede generar problemas de hipertensión arterial, es decir, de presión
alta; el sodio aumenta la presión osmótica sanguínea al retenerse agua,
aumentando la presión sanguínea. Por tal motivo, la organización mundial de la
salud (OMS) recomienda no consumir más de 1500 mg diarios de este mineral. El
mayor consumo de sodio no procede de la sal que agregamos a los alimentos que
cocinamos, sino de los alimentos procesados tales como galletas, carnes frías,
panes, sopas, salsas, etc. Estos productos contienen aditivos químicos que
incluyen el sodio, como el benzoato de sodio que es un conservador común en los
jugos procesados, así que se debe procurar consumir lo mínimo permitido y
asumir una práctica de vida saludable.
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